El animismo


Los animistas creen que hay espíritus que viven en todo; en piedras, árboles, semillas, agua, y en personas, ya estén vivas o muertas. Ellos creen que estos espíritus pueden originar cosas malas, como peleas, enfermedades, y sequía.

Para que los espíritus desistan de causar daño, o a fin de obtener algo que quieren de ellos, los animistas les ofrecen sacrificios. Tal vez sacrifiquen un pollo para obtener buenas cosechas, o amarren pelo a una palma para obtener buenos cocos. Algunos usan pulseras o amuletos (llamados fetiches) a los cuales les atribuyen poderes mágicos para protegerles del daño. El animismo se halla por todo el mundo, especialmente en los países donde no hay otra religión principal. Las creencias animistas también están mezcladas con algunas clases de hinduismo, budismo, e islamismo, y aun en iglesias cristianas donde los creyentes no han tenido suficiente enseñanza bíblica.

Hay hombres y mujeres con conocimiento especial del mundo espiritual llamados brujos curanderos, shamans, o hechiceros. Algunas personas acuden a ellos en busca de ayuda y protección contra los espíritus y la brujería, pero usualmente esto causa más daño que beneficio. Hay quienes les piden 'medicina' para dañar a otros.

La mayoría de los animistas están llenos de temor. Tal vez teman de lugares, árboles, ríos, extranjeros, la manera en la cual alguien los mire, u objetos simples como dinero o algún cuchillo que encuentren cerca de su casa. Si el pueblo Akha en Tailandia ve un loris, especie de mono pequeño, en el bosque, entonces temen usar los campos que han preparado para la siembra. Tienen que sacrificarles un cerdo a los espíritus y trabajar en el campo de otro granjero para ganarse la vida hasta que logren preparar un nuevo campo para sí. No es fácil para un animista dejar estas creencias, pero los cristianos que saben que Jesús es más poderoso que los espíritus malignos tendrán el valor para hacerlo. Quemarán sus amuletos, sus fetiches y todo en lo que antes creían, y al fin estarán libres del temor y de la miseria del animismo.

Muchos animistas también adoran a sus antepasados, familiares de generaciones anteriores, ya muertos. Creen que las personas que mueren se convierten en espíritus y que son capaces tanto de ayudar como de dañar a los  que todavía están vivos. Por lo tanto, les sacrificaban a estos espíritus, esperando que les ayuden a tener buenas cosechas, más dinero o más hijos. Ellos creen que los espíritus de sus antepasados pueden curar las enfermedades o resolver otros problemas en la familia. S i se les olvida adorar u ofrecer sacrificios a sus antepasados y las cosas van mal, creen que están siendo castigados por no ocuparse de ellos. Pero aunque los animistas sacrifiquen y adoren de esta manera, aún les llegan los problemas. Así que, creen que otra persona en la familia debe de haber pecado y hecho enojar a los antepasados. Como puedes suponer, esto hace que vivan desconfiando los unos de los otros, lo que no contribuye a que las familias sean felices.